Sala de exposiciones Alcalá 31, Madrid.
Del 17 de diciembre al 28 de febrero.
(Fotografía obtenida de la web público.es, versión digital del Diario Público.)
La exposición del artista viene dada por el premio de la Comunidad de Madrid en la modalidad de fotografía que Pierre Gonnord recibió en 2007. Es una muestra de su trabajo centrado en el retrato y del que el artista es uno de los mayores exponentes en la actualidad.
Las sala recoge una serie de 39 fotografías de gran tamaño y de gran impacto visual.
Todas están fechadas en este año, que ya finaliza, 2009, y cada una de ellas esta titulada al parecer con los nombres de las personas retratadas.
El trabajo del artista esta vez no se centra tan solo en retratos humanos sino también en retratos paisajísticos de la naturaleza. Se da una fotografía con dos reflejos, como individuo y como comunidad o grupo.
La historia que el fotógrafo nos quiere contar esta centrada en personas que viven en pueblos, aldeas y comunidades rurales del norte de España y Portugal. El trabajo que ha realizado se ubica en las gentes que comparten vidas similares, trabajos, rasgos, hábitos, rituales de convivencia que por su situación en el mundo y por sus labores dentro de sus comunidades son férreos valores singulares que se están perdiendo en casi todas las partes del mundo, ya sea por la urbe o por el ajetreo tan dispar de vida que se lleva en las grandes ciudades. Esas gentes realizan trabajos duros, de campo, en la mina o el mar y eso se refleja en sus rostros y miradas.
A la vez el artista ha querido envolvernos con los espacios en los que ellos viven y trabajan, el campo es el principal protagonista, es su vida.
La intención del fotógrafo es poner frente a frente al hombre y a la naturaleza, ambos se complememtan y evolucionan, son la esencia con la que se embadurnan.
En las imágenes de los retratos se deja ver algo más que una persona, se intuye un halo de humanidad, de supervivencia, de no necesitar ir más allá, de vivir con lo que tienen, con la naturaleza, esas huellas de la vida que se respiran al contemplar las miradas cristalinas, las pieles curtidas y sobre todo esa calma que aportan al espectador.
En definitiva una exposición muy agradable y satisfactoria, el conocer nuevos artistas y nuevos trabajos es algo muy gratificante.
Algo negativo es, como en casi todas, el no poder realizar fotografías por lo que las he obtenido de una web, la comarca de puertollano.com.
estupendo
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